Después de más de tres décadas tratando la adicción a las drogas, el psiquiatra Dartiu Xavier Da Silveria, hoy es una voz activa en la defensa de la legalización de cannabis. Dartiu coordina el Programa de Orientación y Asistencia a Dependientes de la Unifesp. Condena la política de prohibición porque finalmente sólo fortalece el tráfico, y dice que el foco debe ser la adicción. Legalizar, cree, permitiría establecer normas para el consumo, como ocurre con el alcohol.

La gran mayoría de los usuarios no se vuelve dependiente del cannabis. Eso es una verdad, aunque incomode o moleste, dice. Tampoco estoy diciendo «usen marihuana a voluntad».

xartiu da silveria

¿Por qué está a favor de la legalización de la marihuana?

El cannabis hoy está liberado, el control de ese mercado está en manos de los traficantes. En una ciudad como São Paulo o Porto Alegre, existen hasta servicios de delivery: en 15 minutos viene un motoboy a dejar marihuana donde usted quiera.

Creo que la legalización es la forma de sacar el control de la mano del traficante y que el Estado asuma. El prohibicionismo no evitó que las personas usaran drogas ilícitas, la gente sabe que no funciona. Lo que hace es mucho peor, no se tiene control de lo que se vende. La marihuana puede tener otra sustancia tóxica mezclada, como suele suceder, y no hay posibilidad de regulación y prevención. El alcohol es una droga bastante peligrosa, pero tiene normas para el consumo. Con una droga ilícita, ¿cómo puedes hacer estas reglas? Teóricamente, el uso está prohibido, entonces se finge que nadie usa. No es que yo esté a favor de la marihuana o que todos debiesen consumirla, sólo creo que el prohibicionismo de las drogas trae más males que beneficios.

¿Qué impacto tendría la legalización en el comportamiento de usuarios y no usuarios?

Estudios preliminares en lugares donde la marihuana fue legalizada, mostraron que no hubo aumento en el uso. En algunos lugares de Estados Unidos, hubo incluso una disminución del uso en los jóvenes. Por ejemplo, en Holanda, donde la marihuana no está legalizada, pero el país es bastante liberal en relación al uso – curiosamente, existe una disminución más marcada del uso en los jóvenes. Es decir, no es el hecho de que la droga tenga otro estatus, de legalidad, lo que hará que las personas usen. Hay reglas de consumo. Si la marihuana sale de la mano del traficante, no voy a poder comprar marihuana en cualquier lugar, no voy a tener más entrega. Tienen que existir normas para regular ese mercado.

 

Entonces la legalización, en su opinión, atenuaría los problemas relacionados al tráfico de drogas.

Disminuyen los riesgos asociados a este consumo. Por ejemplo, lo que sucedió con la ley seca en Estados Unidos. Todo el mundo creyó que, con el prohibicionismo, disminuiría el número de personas que consumían alcohol. Disminuyó en aquellos que tomaban esporádicamente, pero en los consumidores regulares no. El que era dependiente continuó siendo dependiente, sólo que pasó a frecuentar clandestinos, donde se producía alcohol de pésima calidad, y esas personas tuvieron enfermedades neurológicas y ceguera por uso de alcohol contaminado. Es decir, el prohibicionismo genera formas más peligrosas de consumo.

Usted condena la «guerra a las drogas» y dice que las drogas no son el enemigo, sino la adicción.

La guerra a las drogas comenzó con el gobierno Nixon en la década de 1970, cuando se comenzó todo este prohibicionismo. El mercado no disminuyó, pasó a traficantes, con la venta de productos más peligrosos. En estos momentos, el Estado no tiene control sobre lo que se produce, vende y consume. La guerra a las drogas fue una forma de autorizar la injerencia en países productores. Fue cuando Estados Unidos empezó a bombardear campos de producción de marihuana en Colombia, matando también las plantaciones que la gente usaba para sobrevivir. Las personas tuvieron cáncer a causa de estos tóxicos. La injerencia de EEUU en Panamá, en nombre de la guerra a las drogas, en realidad era un interés por el Canal de Panamá. La guerra a las drogas sirve como excusa para otras cosas que no tienen nada que ver con las drogas.

Y es una guerra perdida hasta ahora.

Perdida. No hay ningún índice de mejora o de éxito en términos de eficacia.

¿Cómo sería su política ideal?

Es incluso emblemático que el país que lanzó la guerra a las drogas esté efectivamente legalizando la marihuana, no sólo el uso medicinal, sino el recreacional también. Los estadounidenses no son idiotas. Ellos entraron en esa conversación de Nixon, pero tienen investigaciones y vieron que era ridícula esa guerra, que estaba sólo causando más mal a las personas. ¿No se resolvió en 50 años, por qué resolvería ahora? En Brasil, lo que dificulta es que la gente tiene una mentalidad muy reaccionaria. Copiamos modelos ineficaces por una cuestión ideológica. Michael Klitzner evaluó el impacto de la postura prohibicionista en las escuelas: la eficacia era nula. Peor aún: en adolescentes, los programas hasta estimulaban la curiosidad, y el uso aumentaba cuando los jóvenes eran sometidos a ese tipo de estrategia preventiva. Brasil importó ese modelo después de una evaluación de ineficacia, que es el Proerd (Programa Educativo de Resistencia a las Drogas y la Violencia).

Hay gente muy bien intencionada en el Proerd, no estoy haciendo ninguna crítica a la intención de las personas, sólo que el programa se basa en el modelo que ha sido científicamente evaluado como ineficaz y se ha importado después de la comprobación de la ineficacia. ¿Cómo se justifica esto? Sólo queda una respuesta: por la ideología.

¿Y cuál debería ser el enfoque con los adolescentes?

Se necesita mucho trabajo de prevención, basado en información verídica. La prevención que se hace hoy en día pasa por información alarmista. Quién ya usó drogas y oye aquellas tonterías … ¿cuál va a ser su reacción? «Sé que eso no es verdad, así que no voy a creer en nada que están hablando.» Si empiezo un discurso y la persona ya identifica que estoy siendo alarmista, ella no querrá saber lo que voy a hablar en la secuencia. Si hago prevención y digo la verdad, la gran mayoría de los usuarios de marihuana no se volverá dependiente. Eso es una verdad. Con eso no estoy diciendo «usen marihuana a voluntad». Hay una minoría dependiente, y la dependencia de la marihuana es grave. Si la persona es psicótica, puede desarrollar un cuadro mental grave. Puedo hablar de prevención hablando la verdad, no necesito mentir.

Mucha gente cree que la marihuana es una droga ligera.

No creo que la marihuana sea una droga ligera, pero es más ligera que el alcohol. Hay un estudio de David Nutt que evalúa varios tipos de riesgos relacionados con el consumo de las principales drogas, tanto para el usuario, como para las personas que están alrededor.

En una escala de cero a cien, el gran campeón es el alcohol, con una nota de 70 y tantos. La marihuana tiene una nota mucho menor, de 20 y tantos, pero yo también creo alta. Lo que llama más la atención son drogas tipo éxtasis o LSD, alucinógenos, que tienen un nivel de riesgo muy bajo, de siete. Esas drogas están prohibidas también, son demonizadas por ser ilícitas y, en realidad, tienen un nivel de riesgo 10 veces menor que el del alcohol. ¿Qué justifica ese prohibicionismo?

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