Hacia el sur de Santiago, la población San Gregorio se instala en la historia de ese Chile popular que ha construido su destino con esfuerzo y organización. Hasta ese barrio llegamos el 4 de abril para ser parte de la actividad “Mil mujeres, mil historias”, organizada por el concejal Germán Pino.

La sede del Club Deportivo Las Flores albergó a más de 70 asistentes, en su mayoría mujeres. Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya, fue la expositora central del evento. En la ocasión, presentó un completo resumen cronológico del cannabis medicinal y su larga tradición no sólo en Chile sino que a nivel mundial.

Como tantas veces, se trató más bien de un encuentro y un diálogo antes que ser sólo una charla, ya que el público presente participó, con preguntas que venían desde un gran conocimiento, así como aprovechando la oportunidad de compartir experiencias.

Y es que, tal como lo declaraba el título del encuentro, eran miles de historias condensadas en una conversación de casi dos horas. La población San Gregorio ha crecido como un foco de gran riqueza humana, donde el centro ha sido la organización de la gente, la solidaridad y las soluciones colectivas. En ese sentido, la visión que se tiene del cannabis medicinal está llena de sabiduría y reflexiones profundas.

Por eso, no extrañó a nadie la aceptación y apoyo que recibió Ana María Gazmuri cuando explicó lo necesaria que es la aprobación de la #LeyCultivoSeguro. Porque nadie mejor que estas personas saben que es muy distinto plantar para sanar que el narcotráfico. Por eso compartieron la visión de un país donde el amor compasivo le gane al prohibicionismo y la persecución.

Lejos del estigma con que se suele marcar a ciertos barrios, “Mil mujeres, mil historias” fue la oportunidad de comprobar el inmenso valor humano que late y vive en estos barrios. Y si bien es cierto que se tienen que enfrentar día a día a situaciones conflictivas relacionadas con la marginación y la inequidad, la población San Gregorio es un lugar donde la esperanza tiene domicilio fijo.

Para Fundación Daya es un orgullo el poder llegar a todos estos lugares llenos de gente hermosa y decidida, y ser recibidos como un vecino más nos llena el alma. El cariño inmenso recibido en este histórico barrio del sur de Santiago nos da fuerza para seguir en esta ruta, buscando asegurar el derecho de los pacientes a cultivar sin temor a ser criminalizados.