El año pasado se publicó sobre el uso del MDMA y la Psilocibina, drogas alucinógenas, para aliviar síntomas en personas con estrés post traumático (EPT) y depresión resistente a tratamiento. Desde ese momento, la evidencia sigue demostrando que estas drogas, cuando son administradas en un ambiente terapéutico y controlado, pueden ser más exitosas que los fármacos tradicionales. Una de esas, el MDMA, está en camino a ser aprobada por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos).
A diferencia de las drogas tradicionales, la investigación de psicodélicos se financia principalmente por instituciones académicas y organizaciones sin fines de lucro, como la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS en inglés) y el Instituto de Investigación Heffter. Estas organizaciones no tienen las mismas presiones de accionistas e intereses económicos que pueden ejercer en la industria farmacéutica y en los resultados de estudios. Tanto el MDMA, también conocido como éxtasis, y la Psilocibina, ingrediente activo en los hongos mágicos, son sustancias que no se han patentado pero que existen en el dominio público.
De ser aprobadas, pueden volverse de interés para las grandes compañías farmacéuticas motivadas por la idea de patentar, lo que podría resultar en el aumento de los precios en eventuales tratamientos. A continuación, una mirada a las investigaciones hechas en cada droga y el estado del arte ante la eventual legalización.
Psicoterapia de MDMA: al borde de la aprobación del FDA
La habilidad del MDMA para aumentar los sentimientos de confianza y compasión, la han transformado en una droga popular en el mundo de las fiestas y también como complemento efectivo para la psicoterapia en pacientes con trastorno de estrés post traumático. En un estudio, con control de placebo, publicado por el Journal of Psychopharmacology, los investigadores encontraron que cuando era administrado en dos sesiones de 8 horas separadas por un mes, reducía los síntomas para la mayoría de los pacientes. Un estudio de seguimiento en el mismo Journal encontró que los efectos tenían una duración de hasta 6 años en algunos casos.
Esto es muy significativo ya que el estrés post traumático es especialmente difícil de tratar, donde un estimado del 30 a 40% de los pacientes no mejoran con los actuales tratamientos, incluyendo terapia de comportamiento cognitivo, terapia grupal y antidepresivos. Esta condición afecta al 8% de los estadounidenses, casi 25 millones de personas, y es dos veces más común en veteranos. Durante el 2016, al menos 868.000 veteranos de guerra recibieron beneficios de discapacidad por el EPT, a un costo de 17 billones para la Administración de Veteranos.
MAPS ha invertido 35 años y más de $60 millones para legalizar la psicoterapia asistida con MDMA y sus investigaciones. Si bien suena como grandes cantidades de dinero, por lo general se necesita más de $1 billón para conseguir la aprobación de alguna droga. Si la fase III del estudio confirma su efectividad, el MDMA podría obtener aprobación de la FDA al 2021.
Es importante mencionar que la droga fue administrada en un ambiente clínico, donde se aseguró que los pacientes se hidrataran y estuvieran a salvo. Este no es necesariamente el caso cuando la gente utiliza MDMA en fiestas, muchas veces en espacios calurosos donde están en riesgo.
Una vez aprobada, MAPS dice que la droga será administrada en clínicas capacitadas por la DEA y por terapeutas licenciados que han sido seleccionados para conducir una psicoterapia para el EPT; no estará disponible por prescripción en farmacias.
Psilocibina: Para la depresión y más
En comparación con el MDMA, la investigación de la psilocibina está más atrasada en términos de aprobación de la FDA, sin embargo, está siendo estudiada para un espectro más amplio de enfermedades. El Instituto de Investigación Heffter, una organización sin fines de lucro de Santa Fe, Nuevo México, está planificando una fase III de investigación para usar la psilocibina en el tratamiento a pacientes terminales de cáncer. El instituto ya ha financiado dos estudios anteriores, conducidos por la Universidad de Nueva York y Johns Hopkins, que demostraron la baja en depresión y ansiedad en pacientes por ocho meses luego de administrada una dosis. Los resultados fueron publicados en 2016 en el Journal of Psychopharmacology.
Un artículo publicado en 2017 en Nature, explica el mecanismo como la Psilocibina reduce los síntomas de la depresión. Investigadores del Imperial College London midieron los efectos psicológicos en el cerebro de 19 adultos. Los investigadores observaron una disminución de los síntomas depresivos en todos los sujetos y que se mantuvo en más de la mitad hasta por cinco semanas después. Estos resultados pueden responder a cómo la psilocibina logra un efecto anti depresivo, reseteando el mecanismo del cerebro luego de una dosis psicodélica. Ahora están planificando un estudio para crear un medicamento a base de psilocibina contra la depresión.
Esta ola de estudios sobre la psilocibina se ha expandido al alcoholismo, un problema importante ya que aproximadamente el 13% de los estadounidenses padece esta patología, y 88.000 mueren por causas relacionadas al año, volviéndola la tercera causa de muerte prevenible, según el Instituto Nacional de Alcoholismo.
Investigadores de la Universidad de Nueva York comenzaron la fase II de un estudio clínico donde evaluaron el efecto de la psilocibina en 180 participantes en la dependencia al alcohol. Se espera que finalice al 2020, y de ser exitoso, podría resultar en una investigación más grande para conseguir aprobación de la FDA, similar al caso del MDMA.
Si bien el MDMA y la Psilocibina muestran promesa para ser utilizados en tratamientos psiquiátricos, es importante considerar que estos estudios son sumamente controlados y donde los pacientes son monitoreados constantemente. No debiesen ser usados fuera de vigilancia médica. El MDMA en particular ha sido relacionado a numerosos efectos adversos para la salud.
http://www.berkeleywellness.com/healthy-mind/mood/article/will-psychedelic-drugs-soon-be-legal
Traducido por Fundación Daya.
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