A principios de enero, Portal Cannabis publicó en dos partes una extensa e interesante entrevista a la Directora Ejecutiva de la Fundación Daya, Ana María Gazmuri. ¡Revísala aquí!

 

El espíritu de la Fundación Daya, cuyo significado en sanscrito es amor compasivo, es seguir ayudando a reducir y aliviar el sufrimiento humano a través de la investigación con terapias complementarias y medicinas naturales, aunque básicamente con cannabis medicinal.

Más de doscientos niños de todo Chile aquejados de la peligrosa epilepsia refractaria han sido tratados con aceite de cannabis y no hay más que echar un vistazo a la web de esta fundación si nos vamos a su apartado de testimonios. Testimonios que sin duda son motivo de fuerza para seguir con su admirada labor, creando lo que Ana María Gazmuri, la orgullosa Directora Ejecutiva de la Fundación Daya califica de “Revolución verde”. Una revolución social que poco a poco va rompiendo los muros de la peor droga existente, la hipocresía.

El equipo humano de la Fundación Daya, con Ana María a la cabeza, está formado por más de veinticinco personas, pero desconocemos si se imaginó en el año 2012, cuando junto a su marido Nicolás creó Daya, llegar a ser un referente educativo en Chile (y podemos decir que en el resto del mundo, incluyendo España).

Pero Daya no solo desarrolla una importante labor social, sino también institucional. Ana María Gazmuri es la portavoz del proyecto de ley para la despenalización del cultivo de cannabis para uso medicinal y recreativo aprobada recientemente por la Cámara de Diputados del Gobierno de Chile. Sin duda, un primer paso esperanzador.

El Gobierno de Chile ha dado autorización a la siembra de 6900 plantas de cannabis y la Fundación Daya es la encargada del proyecto. Dicho cultivo es para el desarrollo de un fitofármaco destinado a tres patologías asociadas al cáncer y la epilepsia.

daya

 

Vivimos en un mundo donde más de dieciséis mil niños mueren al día: abusos, hambre, violencia, guerras… todo en aumento. ¿Qué consideras que falla para ignorar el aterrador llanto de un ser indefenso?

Sin duda vivimos tiempos difíciles, el sufrimiento de millones de personas en nuestro planeta es una realidad contemplada con indiferencia por una sociedad egoísta. Es fácil creer que esta realidad planetaria nada tiene que ver con nosotros ni con nuestras vidas, pero solo desde el despertar de la conciencia individual se pueden generar cambios colectivos. Sentirnos responsables por el sufrimiento del mundo, involucrarnos en nuestra comunidad para terminar con la apatía y el individualismo y ser agentes de cambio a partir de la transformación personal me parece el primer paso para vivir de manera realmente humana. Soñamos con un mundo más amable y generoso, más lúcido y empático. Despertar de la ilusión de ser seres separados, y comprender que somos uno, y hasta mis íntimos pensamientos afectan el todo.

Sólo entonces, cuando seamos conscientes del interser que compartimos, podremos comenzar a transformar la dolorosa realidad que hemos generado como humanidad.

Este es el espíritu que anima a la comunidad Daya, de la cual soy solo el rostro visible: espero reflejar apropiadamente el trabajo y compromiso de un gran equipo multidisciplinario.

Como madre de adolescente la palabra que más escucho del entorno de amistades de mi hija es  miedo.  Miedo a decirles o a hablar con sus padres.  A pesar de las circunstancias de cada persona, ¿cual consideras que es el principal error que los padres cometemos con los hijos a la hora de educar?

A veces creemos, equivocadamente, que el opuesto al amor es el odio, pero no es así. El opuesto del amor, la energía contraria al amor, es el miedo. Cada vez que permitimos que el miedo sea el que guíe nuestras decisiones, nuestras conversaciones, nuestras interacciones, estamos escogiendo el camino que nos aleja del amor, de la posibilidad de comprendernos mutuamente. Con los hijos ocurre lo mismo; no hay mejor medida protectora que la confianza y comunicación sincera con los padres, y esta surge de saberse amados incondicionalmente. No podemos aislarlos del mundo y sus peligros, pero si podemos guiarlos en el camino de despertar sus conciencias al autocuidado y la prevención, desde la libertad, con información objetiva y práctica para que gestionen sus riesgos de manera inteligente, de manera que sus decisiones no los dañen, sino que sean fruto de una aproximación responsable, y tampoco dañen a quienes los rodean.

Muchos adolescentes ya consumen cannabis. ¿Consideras que su prohibición es una limitación a la hora de educar?  Con toda tu experiencia, ¿qué consideras que deben hacer los padres si su hijo les confiesa que fuma cannabis?

La prohibición generalmente dificulta la entrega de información veraz y objetiva, y surge de un fuerte componente ideológico, por una parte, y por modelos de negocios que se sustentan en la prohibición misma, desde el narcotráfico hasta los intereses de ciertos modelos de rehabilitación, cada día más fracasados y obsoletos.

Una tarea educativa y de prevención adecuada debe enfocarse desde la entrega de información objetiva y científica, no basada en miradas sesgadas que apuntan a despertar el temor en los jóvenes y, principalmente, en sus padres. No me parce ético mentir a los jóvenes con la intención de protegerlos. Es tiempo de volver a relevar la importancia de la verdad y fomentar la responsabilidad. Creemos que buscar aproximarse a la verdad implica mostrar el abanico completo de información, incluyendo algo de historia del rol que las sustancias psicoactivas han tenido en nuestra historia como humanidad, con sus luces y sus sombras, con su potencial de evasión, pero también con su potencial de conexión y apertura anímico-espiritual, potencial que comparte con otras plantas maestras que pueden beneficiar al ser humano. En este ámbito, como en todos, lo determinante no es la planta en sí, sino el sentido y la aplicación que le otorgo en mi propia existencia, de manera que contribuya a mi bienestar y felicidad.

Frente a la situación concreta de un hijo que sincera con sus padres el consumo de cannabis, me parece apropiado un diálogo que permita conocer y entender el contexto y forma de consumo, su motivación (a veces es un afán de experimentar, otras veces es una automedicación inconsciente frente a la angustia o la soledad) y entregar orientación para que este consumo no perjudique su correcto desarrollo. Uno de los problemas que vemos hoy en los jóvenes, por ejemplo, es la mezcla de cannabis con alcohol, lo que claramente no es recomendable, pero tenemos que entregar esa información a los jóvenes, en vez de creer que prohibiendo solucionamos el problema. Educar en autocuidado y amor propio, despertando la conciencia de la propia dignidad me parece el camino adecuado. Si les enseñamos a quererse a sí mismos y a respetarse, sin duda que estaremos en un mejor camino.

Familias enteras han visitado la última edición de Expoweed Chile, (mayor evento cannabico de Latinoamérica). Sin duda, una gran lección de educación. ¿Qué siente Ana Maria como persona, sabiendo la lucha que lleva a sus espaldas?

No es una lucha, entendida como agresión, ganadores o perdedores; es un cambio de paradigma que se va construyendo con el aporte de múltiples miradas y experiencias. Más bien lo definiría como un sacar a la luz aquello que se ha pretendido ocultar, reprimir, eliminar con casi 100 años de prohibición, que es la realidad de esta increíble planta con propiedades tanto medicinales como espirituales, según su condición de planta maestra. Las sustancias psicoactivas han acompañado por siempre a la humanidad, y sin duda han tenido un rol significativo en el desarrollo y modulación de la conciencia. Es nuestro contexto cultural el que ha desvirtuado y estigmatizado este vínculo que siempre ha existido, despojándolo de sentido y riqueza.

Yo siento una gran responsabilidad, pues, al igual que tantos otros, represento una voz que no es solo mía, sino la de miles de personas que hoy alivian sus vidas gracias a esta maravillosa planta. Ellos son la fuerza que nos empuja, sus testimonios alimentan nuestra acción cotidiana.

En un mundo con tanto dolor y sufrimiento, saber que existe algo que puede colaborar a aliviar, en muchísimos casos, esta condición, nos parece un imperativo ético hacer lo posible por volverlo real y posible para cada día más y más personas.

Una edición la de Expoweed de hermanamiento de países, ¿revolución verde, Ana María?

Sin duda la versión chilena es un importante encuentro en Latinoamérica que permite generar acciones y miradas conjuntas, entendiendo que vivimos procesos similares con diversos énfasis. La apertura de Expoweed hacia el ámbito medicinal constituye un elemento digno de imitar, reflejándose principalmente en el gran foro que se realiza durante los tres días que dura la feria. En la exposición de Fundación Daya, por ejemplo, el auditorio para 800 personas estaba repleto, dando cuenta del interés que genera el uso medicinal de esta maravillosa planta.

gazmuri3

La labor de Daya es admirada en general, pero si nos vamos a la infancia, a los niños, algo nos toca en el alma como personas y madres. ¿Qué es lo que más te ha impactado de los padres cuyos hijos están siendo tratados con aceite de cannabis a través de Daya?

Obviamente el coraje de estos padres para ir contra la corriente, contra el mundo médico establecido (el cual hoy crecientemente se abre a esta alternativa terapéutica), contra las creencias mal fundadas, contra el reproche social en un comienzo, los hace merecedores de todo mi respeto y reconocimiento.

La gran mayoría no conocían antes de la planta y sus propiedades, incluso habían aceptado, en muchos casos, como cierta toda la mala propaganda que se le hizo a la cannabis por décadas.

Pero en la búsqueda de mejora las vidas de sus hijos, no dudaron en emprender este camino.

Y quienes así lo han hecho no se arrepienten, ya que ven día a día cómo los niños van mejorando su calidad de vida, y no están dispuestos a aceptar que nadie les quite la medicina de sus hijos, ni la ciencia oficial ni las leyes retrógradas. Nada se compara con la alegría de verlos recuperar sus capacidades perdidas, de verlos conectarse y volver a sonreír, o verlos cómo pueden resistir una quimioterapia sin sus nefastos efectos secundarios, pudiendo sostener una cierta normalidad en sus vidas.

Se necesita coraje para emprender este camino, y las madres y padres de Chile lo han tenido, inspirando con su ejemplo a muchas familias del resto del mundo.

 

Segunda Parte

 

daya-cannabis-medicinal

 

El cannabis en su vertiente más social y educativa. En la segunda entrega de la entrevista a Ana María Gazmuri también hablamos de marihuana medicinal y la visión que se tiene desde Chile de la situación española con la Ley Mordaza.

Cannabis y niños. Dime la peor situación a la que te has enfrentado debido a esta indefensión.

Lo más triste es saber de tantos casos de niños que han llegado a esta alternativa terapéutica como última opción, cundo ya la patología está muy avanzada, como en el caso de pacientes oncológicos, que han debido transitar por un penoso camino que podría haber sido suavizado con el uso de los derivados de la cannabis. Lo mismo ocurre en los casos de niños con epilepsia, a los que se les comienza a administrar extractos de cannabis después de años de diagnosticados, y habiendo ya sufrido los graves efectos secundarios de los tratamientos convencionales (daño hepático y renal, pérdida de visión, agresividad, desconexión).

Lo más duro ha sido llamar para confirmar una hora de atención con los médicos de Daya, y encontrarnos con la noticia de que el niño ha fallecido producto de un status convulsivo del que no pudo ser rescatado, antes siquiera de comenzar a usar cannabis. Ahí sentimos que llegamos tarde, que esa familia debería haber contado con información pertinente antes; esta es la grave consecuencia que ha tenido la prohibición en el ámbito de la cannabis medicinal; haber privado a millones de personas del alivio que podrían haber tenido.

cannabis-medicinal-fundación-daya

¿Qué puede hacer el  cannabis medicinal por muchas personas?

Son muchísimas las aplicaciones del cannabis, diversas patologías pueden ser tratadas con la planta y sus derivados, en este momento como terapia complementaria, permitiendo mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Desde las múltiples dolencias propias de la tercera edad, pasando por los niños con epilepsia, los pacientes oncológicos, las personas con fribromialgia, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, estrés post traumático, y tantas otras condiciones que pueden ser aliviadas. El acceso a la cannabis medicinal es, básicamente, un asunto de Derechos Humanos, y el elemento democratizador es, sin duda, el autocultivo. En muchos casos se está utilizando como una alternativa de cuidado paliativo del final de la vida. Vale la pena recordar que, tal como lo dice la OMS en su atlas 2014, sólo acceden a cuidados paliativos en esta etapa el 10% de los pacientes que lo necesitan a nivel mundial; aquí sin duda la masificación del cannabis medicinal sería una gran alternativa para cambiar esta dolorosa cifra.

Estamos seguros que las aplicaciones como tratamiento antitumoral tendrá también un importante desarrollo en los próximos años, sobre todo a partir del trabajo desarrollado por Manuel Guzmán, Cristina Sánchez y su equipo en España.

Por último, vale la pena recordar lo que el gran astro-físico Carl Sagan opinaba sobre esta planta: “Que el cannabis sea ilegal es realmente increíble, el completo impedimento a usar en su totalidad algo que te ayuda a producir una profunda serenidad, sensibilidad y fraternidad tan desesperadamente necesitada en este loco y peligroso mundo”

Fundación-Daya

Cada vez somos más las mujeres que defendemos públicamente una regulación del cannabis, ¿qué apreciación tienes en este sentido?

La energía femenina de la planta parece buscar mujeres para que sean agentes movilizadores de este cambio de paradigma, retornando a una mirada holística para comprender la salud y el bienestar. Nuestra naturaleza nutritiva y relacional parece ser el vehículo apropiado para transitar desde la oscuridad y la prohibición, hacia la luz y el bienestar.

Viajes, conferencias, asesoramiento,  labor social… ¿Tiene Ana María Gazmuri un tiempo sagrado para su familia?  ¿Cuál es tu mayor satisfacción a estas alturas del camino como persona y madre?

La verdad es que los diferentes ámbitos de mi vida están entrelazados, y finalmente ha ocurrido que toda mi familia, de una manera u otra, se ha visto involucrada activamente en el trabajo y la misión de Fundación Daya. La Fundación fue creada con mi marido, Nicolás Dormal, y mi hermano Renato. Una de las primeras terapeutas en trabajar como voluntaria de la Fundación fue mi hija Camila, labor que sigue desempeñando. Mi hijo Ian, terminando su carrera de Publicidad, colabora también con diseño y elaboración de material gráfico y audiovisual. Mis pequeños nietos también son parte de esta dinámica, ya que nos acompañan en los talleres comunitarios que hacemos en nuestras casas y han sido testigos privilegiados de esta verde revolución amorosa, educándose también en empatía y compromiso.

Hoy también siento como mi familia a todo nuestro bello equipo Daya, cultivadores, terapeutas, médicos, administrativos, coordinadores regionales y el creciente círculo de pacientes y amigos de Daya.

La mayor satisfacción para mi es tomar conciencia de cómo la entrega, el amor y la generosidad hacia todos quienes nos rodean empieza a convertirse en un estado del ser, al cual, aunque por ratos ignoremos, siempre podemos retornar. Cultivar un corazón abierto es para mí el mayor y más bello desafío.

Ana María Gazmuri: “En España hay gran apertura y apoyo a la investigación científica con cannabis, pero poca aplicación concreta hoy para mejorar la calidad de vida de las personas.”

¿Estás al tanto de la situación cannábica en España? ¿Conoces la ley mordaza?

Sí, seguimos con atención el proceso español, impulsado también desde los movimientos ciudadanos, logrando la postura pro regulación responsable ser parte de las propuestas programáticas de Ciudadanos y Podemos. Esperamos que las transformaciones legales se pongan a la altura de lo que hoy exige la ciudadanía.

La ley mordaza ha generado la justa indignación, ya que va en la dirección contraria a la que toma hoy el mundo, aumentando la criminalización y persecución de los usuarios

Por otra parte vemos que en España hay gran apertura y apoyo a la investigación científica con cannabis, pero poca aplicación concreta hoy para mejorar la calidad de vida de las personas. Vemos más empuje desde la mirada de las libertades individuales y colectivas, que desde el imperativo ético de aliviar el sufrimiento incorporando el uso terapéutico, y creemos que ambos aspectos deben avanzar en paralelo.

Ley-Mordaza

¿Crees que Estados Unidos marcará el destino del resto de países en materia cannábica?

Creo que las diversas sociedades están construyendo su propio destino en esta materia, particularmente en nuestra región. En Chile avanzamos, sin esperar los cambios que, sí o sí, van a seguir ocurriendo en Estados Unidos, a pesar de que siga vigente la ley federal.

Y en nuestra región sin duda los cambios en materia cannábica se han generado desde la sociedad civil, desde la ciudadanía despertando del engaño en que nos tuvo el prohibicionismo durante casi un siglo. Y es desde la sociedad civil que en Chile se ha avanzado en transformar la mirada sobre nuestra política de drogas, entendiendo que debe ser abordada desde el pleno respeto de los DDHH y de la soberanía y autonomía personal. En Chile el autocultivo de cannabis es una realidad creciente, prueba de ello es el floreciente negocio de los GrowShop, que ocurre porque existe la demanda. Hoy además tenemos claro que nuestra imperfecta legislación en materia de drogas, sí permite el autocultivo para fines personales (recreativos, espirituales y medicinales), ya que lo que busca perseguir es el tráfico. Así lo ha ratificado en dos instancias la Corte Suprema, generando un importante antecedente jurídico, aunque los fallos no dicten jurisprudencia según nuestra legislación. Lo que hoy corresponde es exigir que se interprete correctamente la ley, y se termine con la criminalización y la vulneración de derechos de los usuarios.

Sin duda que también ha modificado la realidad nacional el hecho de haberse otorgado ya en tres ocasiones autorizaciones agrícolas de cultivo de cannabis medicinal; dos de esas autorizaciones han sido otorgadas a Fundacion Daya. En este momento nos encontramos cultivando 6.900 plantas de cannabis en nuestro segundo gran proyecto. Con los fitofármacos que se producirán con la cosecha de este cultivo se realizaran tres grandes estudios clínicos, liderados por instituciones públicas de salud, y beneficiará a 4.000 pacientes, pertenecientes a 20 comunas del país. Estamos orgullosos de haber generado una plataforma colaborativa para el desarrollo de la investigación de cannabis medicinal en Chile, además de impulsar la autonomía de los pacientes mediante la capacitación en autocultivo y preparación de derivados medicinales en la vasta red Daya a lo largo del país. Este trabajo, sumado al realizado durante años por otras organizaciones nacionales, ha modificado definitivamente el escenario cannábico en Chile.