Entre el 12 y el 14 de abril estuvimos en la Región de La Araucanía. En un breve pero intenso recorrido entre Temuco y Lautaro, tuvimos la ocasión de conocer una vez más la realidad que late en todo el territorio nacional. Por una parte, la necesidad de encontrar alivio para un amplio espectro de dolencias. Por otro, la voluntad de construir comunidad para lograr ese alivio.

En la hermosa ciudad de Lautaro, nos reunimos con un grupo de más de cien personas, que escucharon atentamente la exposición de Ana María Gazmuri. El Centro Cultural de Lautaro fue el lugar elegido para el encuentro. Como tantas veces, la ocasión permitió no sólo conocer las amplias posibilidades del cannabis para mejorar la vida humana, sino que hubo espacio para escuchar los testimonios de usuarios y pacientes.

Lautaro alberga una comunidad que busca construir una vida mejor y tranquila y que, en la ocasión, se mostró dispuesta a conocer la creciente realidad del cannabis medicinal. Venciendo prejuicios y entendiendo los alcances que la planta contiene, hubo momentos de profunda intensidad emocional, como el testimonio de Marianela Jaramillo, de Mamá Cultiva Temuco, que en su exposición contó su tránsito personal a partir de la experiencia con su hijo Cristián, un hermoso niño de 6 años de edad. Problemas en el parto ocasionaron en Cristián distintos daños neurológicos que enfrentaron los peores pronósticos médicos, y que el cannabis fue capaz de revertir, al punto que hoy Cristián asiste a un colegio integrado, donde es parte de la comunidad escolar.

Otro momento de alta emotividad fue cuando la directora del Centro Cultural de Lautaro, Cecilia Oñate, contó por primera vez su historia personal. Ella es paciente oncológica y también padece fibromialgia. Y tuvo experiencia de alivio gracias al cannabis medicinal, ya que la usó durante meses, conociendo sus beneficios. Lamentablemente, ahora no puede seguir con su administración, ya que al ser funcionaria pública, está sujeta a posibles test de uso de drogas, lo que podría, absurdamente, poner en riesgo su continuidad laboral. Esta increíble norma administrativa la tiene actualmente sometida a dolores y sufrimientos, a la espera de que en el futuro las normas estatales sean mucho más compasivas con pacientes como ella. Cecilia dio un testimonio que habla no sólo de su valentía para afrontar sus enfermedades, sino que dicen mucho sobre la urgencia por lograr que en nuestro país se acepte la realidad del cannabis medicinal para miles de pacientes.

Agradecemos la gestión cuidadosa y dedicada de José Antonio Díaz, Francisco Raposo, Dannya Ibáñez, Mariana Meza, Nicolás Soto y José Tomás Raposo. Todas ellas son las personas que en Lautaro están comenzando a conformar lo que puede ser una nueva organización miembro de la Red Daya. Esperamos de corazón que los esfuerzos de este grupo humano se concreten a la brevedad, para ir avanzando en difundir una labor colectiva que se haga cargo de combatir el sufrimiento. Es nuestro compromiso apoyar esta y otras iniciativas, siempre desde la experiencia local, compartiendo conocimientos y con el espíritu abierto para escuchar y aprender de la experiencia de las otras personas.