“La muerte de mi hermano fue maravillosa. Reía a pesar de su cáncer, gracias al Cannabis”
Leonor Alejandra Blanco Flores es oriunda de Coquimbo, sector Rinconada El Sauce y madre de cuatro hijos. A sus 53 años Leonor, se encuentra en proceso de sanación con aceite de cannabis para aliviar dolores que desde 2006 la afligen, tras una operación de Papiloma Humano.
Su hermano falleció por un cáncer gástrico y sus últimos días los trató con Cannabis. “Nos acercamos como familia a Fundación Daya, investigamos por Internet y viendo reportajes que han dado en televisión. Pasamos por la medicina tradicional, sin éxito. Y, a pesar de todo, la muerte de mi hermano fue maravillosa. Reía a pesar de su cáncer, gracias al Cannabis” relata Leonor.
Durante el 2005 Leonor comienza a buscar una respuesta a sus sangrados irregulares. Viaja sola a Santiago y recibe el examen. “Pregunté qué significaba y me indicaron que era cáncer grado 3. Metástasis en el útero”. En Serena se contactó con la Oncóloga Ana Hernández quien le comentó que de no operarse, iba a durar alrededor de tres años o un poco más, pero en malas condiciones.
“En ese entonces me encontraba en vías de separación y me pidieron hablar con mi marido. Yo le contesté que no era necesario y decidí operarme”.
A pesar de haber sido operada ese año, el 2006 Leonor Blanco comienza a sentir nuevamente dolor y molestias. Su ánimo comenzó a decaer. a pesar de lo cual tuvo que volver a trabajar, porque sus licencias médicas habían caducado. La doctora a cargo le recetó medicamentos post operatorios para “mantenerse”, pero la coquimbana no entendía de qué enfermedad se hablaba si ya había sido operada. Es entonces informada de que, a pesar de la operación, ella no está totalmente libre del cáncer.
Su acercamiento al Cannabis medicinal
Leonor estuvo un año sin medicamentos. Durante el 2015, su ánimo decae y empieza a sentirse “emborrachada” al levantarse. “Quise buscar algo alternativo. Comencé cambiando la dieta de alimentación y tomando hierbas”. Tras la enfermedad de su hermano, comienza la búsqueda y el inicio de un nuevo tratamiento: el cannabis medicinal.
“Cuando empecé a investigar, escuché que esto casi era narcotráfico. Entonces, llamé a Fundación Daya y me hice socia. Asistí a los talleres de Autocultivo y de preparados medicinales, en base a la planta”. Hoy en día el Cannabis es el condimento de su casa. Además en su casa comenzaron a llevar una vida mucho más saludable “Eliminamos la sal y hasta el azúcar” expresa.
Durante dos años, Leonor, consumió medicamentos para su hipertensión y colesterol. Actualmente, sólo se trata con Cannabis medicinal. “Me siento bien y por el momento no quiero hacerme exámenes, pero sí más adelante. Mi familia ha sufrido pérdidas por cáncer y no me siento con ánimo para volver a la medicina tradicional”.
Significado de Fundación Daya en su vida
“Daya lo es todo. No sólo para mí. Si ando con ungüento y alguien necesita, lo saco y lo aplico. Cuando es algo bueno debes compartirlo. Hay que transmitirlo y compartirlo”, señala la coquimbana.
“Cuando me dicen que el Cannabis es una droga, yo respondo ¿perdón? La menta, el perejil, el apio que cultivas, ¿es droga? El cannabis es una plantita que cultivo, le agrego mis sustratos con mis manos, la limpio. Hago mi medicina. Hay que creer que esto es bueno. Hay que sacarse el estigma de que es una droga”. Tampoco le asusta que, por ejemplo, Carabineros llegue a su casa, porque esta es su medicina: “En mi casa no hay paracetamol. ¿Cómo te van a prohibir algo, si uno decide con qué sanarse? Uno es dueño de su tratamiento. A la medicina no le conviene que uno busque su cura, porque su negocio no funciona”.
Toda la familia de Leonor, se involucró en este proceso, porque desean que tanto tíos como abuelos estén bien. “A mis 53 años no parezco una viejita. Me dijeron que mi apariencia iba a decaer y estoy paradita”, argumenta. Su madre tiene dos hernias en la columna y ha debido lidiar con un trastorno del sueño: “ahora duerme sin pastillas, toda la noche gracias al aceite de cannabis. Es algo impagable”.
Su mensaje a quienes rechazan el Cannabis medicinal
“Yo les digo que piensen. La medicina tradicional, mantiene al enfermo, no lo alienta. El cannabis te alienta. No hace daño. Yo consumo aceite y me sube el ánimo. También los problemas de presión alta, desaparecieron. Mi mamá dejó de tomar las bolsas de remedios que usaba, y si bien sigue tomando algunos medicamentos, los ha disminuido bastante”, concluye.
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