En la Revista OYE!, de Talca, en su última edición de abril, dedicaron 4 páginas a entrevista con la Directora Ejecutiva de Fundación Daya, Ana María Gazmuri, por el inicio de la cosecha del proyecto que la fundación lleva en Quinamávida, Colbún.

Este proyecto es una plataforma colaborativa entre Fundación Daya, 20 municipalidades, 3 instituciones de salud pública, la Universidad de Valparaíso y Knop Laboratorios, y beneficiará a 4 mil pacientes de todo Chile.

Te invitamos a leer la entrevista:

 

Fundación Daya obtuvo la autorización del Servicio Agrícola y Ganadero para efectos de una plantación de cannabis en el sector de Quinamávida de la región del Maule. Hoy ya se está cosechando la tonelada y media dispuesta para estudios clínicos. Sin embargo, la medicina alternativa no es el único objetivo de este gran paso cultural.

 

No es una fantasía: en Quinamávida existe desde hace finales del año pasado una plantación gigantesca de cannabis, con 6.440 plantas de 16 cepas diferentes, destinadas para 4000 pacientes de 20 comunas de Chile. Es, sin ir más lejos, la plantación de cannabis más grande de Latinoamérica, convirtiéndose en una gran iniciativa en términos de salud y economía.

El cultivo es orgánico, donde se prioriza la luz del sol en vez de la luz artificial, por lo que no se gasta energía eléctrica. Fundación Daya no sólo vela por el medioambiente, sino que también por el trabajo femenino del sector, incorporando alrededor de 100 mujeres bajo contratación para laborar actualmente, en etapa de cosecha.

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El aceite de la planta es la materia prima necesaria para la realización de tres estudios clínicos, los que contemplarán pacientes oncológicos, con epilepsia refractaria y dolores crónicos no oncológicos. Esto dentro de la ciencia dura, pero por otro lado se investigará el efecto de la cannabis en la calidad de vida, de manera terapéutica, anímica y espiritual, tratando de encontrar el equilibrio entre el ser humano con el universo.

 

Revolución Verde
Con esta frase la Directora Ejecutiva de Fundación Daya, Ana María Gazmuri, se refiere al impacto que ha generado esta lucha por cambiar el estigma existente por la marihuana, comenzando por el mito de que la cannabis crea adicción.

“Se tiende a pensar en ella como una vinculación a drogas enfocándose en una sustancia como la responsable, siendo que en realidad se trata de los sujetos y sus elementos psicosociales y todos los aspectos que tienen que ver con su vida. Siguiendo esa directriz, es más peligrosa la adicción al poder y al dinero, que son las que han provocado el grave daño social que tenemos hoy. Si tuviésemos que separar las sustancias en relación al daño que provocan en la salud, por toxicidad o sobredosis, probablemente las drogas legales serían el cannabis y el café y las ilegales serían el alcohol y el tabaco”, asegura Gazmuri.

En términos clínicos, el neurocientífico Andrés Chávez, quien lidera un estudio en Valparaíso denominado “Cannabis endógeno”, y que es parte del Comité Científico de Fundación Daya, ha expuesto en reiteradas ocasiones que el sistema cannabinoide no solo forma parte del cerebro, sino que también de los intestinos e incluso de los espermatozoides. Por tanto, al ser parte del organismo, la adicción física al cannabis no existe, a lo más el sistema se puede llegar a saturar cuando se consume en exceso, pero después vuelve a su estado anterior de receptividad.

Junto con este argumento, Ana María explica que “la cannabis es más segura que la aspirina, pues si por ejemplo, me tomo 14 veces la dosis de aspirina que corresponde, tengo un 50% de probabilidades de morir por sobredosis, y para llegar a ese riesgo con la cannabis, tendría que consumir 30.000 veces la dosis recomendada”.

 

Cosecha, aceite y estudios
Una vez listo el aceite extraído de la cosecha de Quinamávida, se determinará cuál es la dosificación correspondiente para cada persona, según su patología. Para determinar aquello, se contemplan 200 pacientes por comuna, los cuales se seleccionarán según los criterios de inclusión que ya se encuentran en proceso de redacción por las mismas instituciones que generarán los estudios clínicos (Instituto Nacional del Cáncer, Hospital San Borja Arriarán y Las Higueras de Talcahuano).

En base a la importancia de la marihuana como medicamento natural alternativo, Gazmuri acentúa que “el paciente oncológico dentro del factor emocional suele tener depresión y angustia, lo que es lógico al enfrentar una situación así, por tanto al usar esta herramienta terapéutica podemos salir de la polifarmacia en que la enfermedad tiene involucrado al paciente, debido a que si consume un remedio A, le produce un efecto secundario, entonces consumo el remedio B para palear ese efecto secundario, y si mi ánimo está deteriorado, consumo un medicamento C y así sucesivamente se va generando una verdadera intoxicación”.

Aparte de los estudios que lideran el proyecto, como la oncología, epilepsia y dolor crónico, se investigarán en el transcurso del tiempo otras enfermedades en que la cannabis podría ser efectiva, como la anorexia, hemofilia, colitis ulcerosa, entre otros, incluso se estudiará el consumo durante el embarazo y la lactancia.

En este sentido, el director regional del SAG, Nicanor Cuevas, apunta que “es un gran avance ya que se han ido desmitificando prejuicios y obviamente al haber esa desmitificación se empiezan a presentar solicitudes como ésta, de la que me siento contento por aportar. Además creo que toda esta discusión que se está dando en la sociedad, tiene que ver con las carencias que hay en nuestro país en relación a la salud, es ahí donde nace la necesidad de buscar alternativas medicinales, que en este caso es el estudio de la cannabis”.

 

Una planta enteógena
En relación a la cannabis medicinal como política pública, Daya promueve el enfoque holístico, donde se consideran aspectos que van más allá de lo físico, como por ejemplo, la calidad de vida anímica y espiritual, las cuales también se pretenden medir y testear, sin embargo la sociedad debe ser consciente de aquello. Dónde, con quién y para qué consumes, son preguntas fundamentales que se deben analizar.

“La cannabis puede ser un elemento que tú incorporas a tu vida para un mejor bienestar, incluso como un preventivo de salud, todo dependiendo de la forma en la que te relaciones con ella y como aprendes a utilizarla. Esa es la tendencia que hay hoy en el mundo, como en la vinculación de yoga y cannabis, meditación y cannabis, trabajo interior y cannabis, veganismo y cannabis, en definitiva bienestar y cannabis”, comenta Ana María, enfáticamente. Y prosigue: “La cannabis ha sido utilizada como una planta enteógena, es decir que despierta al dios que hay en ti, en tu interior, y ha sido utilizada en las tradiciones espirituales como una forma de expansión de la conciencia, donde puedes conectar los planos más sutiles, y evidentemente en ese sentido se apunta a que tendría una relación con la glándula pineal, lo que me parece totalmente pertinente por experiencia propia”.

 

La cartita bajo la manga
El hecho de sembrar, plantar, cultivar o cosechar cannabis no está sancionado, independiente de su uso, avalado por los artículos 4, 8 y 50 de la ley 20.000.

De todas maneras, si usted decide plantar en su casa, es recomendable tener una indicación médica de su doctor tratante. En el caso de que se niegue a darla, escribir a contacto@fundaciondaya.org para pedir hora con los especialistas. Al llegar a la fundación pasará por un terapeuta para efectos de orientación, para luego abrir una ficha clínica y poder solicitar la atención de un médico especialista, el que indicará finalmente el uso de cannabis.

En la región del Maule se pueden contactar con Verónica Valdés, coordinadora de Fundación Daya en Linares al número 85273240 o al correo veronica.valdes@fundaciondaya.org.

Entre marzo y abril se cosecha, luego el producto se envía a Knop Laboratorios, donde se prepararán distintos fármacos que darán paso a los estudios clínicos y estos últimos ingresarán a los Comités de Ética. Se espera que a mediados del segundo semestre de este año el aceite comience a ser entregado a los pacientes.

Sumado a ello, otra de las metas que contempla el proyecto es reincorporar la cannabis como un medicamento más en la farmacopea con el respaldo de las investigaciones clínicas. Mientras tanto, la sociedad está cada vez más a favor del uso consciente de esta planta, aprobándola un 86% de la población chilena según datos de la encuesta Cadem.

Sin duda es un gran avance que ha sido impulsado por la ciudadanía, quienes realmente tienen el poder de entrar a una nueva era de la cultura cannábica.

POR CAMILA VÁSQUEZ.
FOTOGRAFÍAS NELSON VERGARA.

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