Como parte de la revisión de los mejores momentos del III Seminario Internacional de Cannabis Medicinal de Santiago de Chile, hoy les dejamos un resumen de la ponencia “Cannabis medicinal: Experiencia en Colombia” de la Dra. Paola Pineda (Colombia), directora médica de Grupo Curativa​, Colombia. Médica cirujana de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Especialista en Derecho Médico y magíster en VIH, quien junto a su equipo trata a más de mil pacientes de diversas patologías, usando fitofármacos de cannabis.

El cannabis medicinal puede traer una alternativa para que Latinoamérica elimine muchos temas de desigualdad y nos ayude a ser potencias en todo esto” (Dra. Paola Pineda)

Una de las exposiciones más aplaudidas por el público durante esta jornada, fue la de la Dra. Paola Pineda quien expuso sobre “Cannabis medicinal: Experiencia en Colombia”, donde abordó el proceso que ha vivido su país, desde que se decidiera cambiar la política prohibicionista por una regulación responsable, la que norma la producción, importación, exportación, producción y comercialización de la planta de cannabis y sus derivados “para fines médicos y científicos”, además de compartir relevante información clínica sobre las estadísticas de los pacientes atendidos por su equipo, además de expresar una clara posición política en pos del derecho a la salud de los pacientes y las potencialidades de Latinoamérica para liderar el desarrollo y elaboración de fitofármacos en base a cannabis, así como sus beneficios en todo el sistema de salud pública.

Destacada en este III Seminario Internacional de Cannabis Medicinal de Santiago como “un modelo a seguir” y como “una de las mejores regulaciones existentes” por expositores de distintas nacionalidades que participaron en el encuentro, la reglamentación colombiana establece que las acciones descritas en el párrafo anterior, se realizarán bajo el control estatal a través del otorgamiento de licencias “de fabricación de derivados de cannabis, de uso de semillas para siembra, de cultivo de plantas de cannabis psicoactivo y de cultivo de plantas de cannabis no psicoactivo”.

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La regulación además prohíbe cualquier tipo de publicidad de estos productos, a “excepción de los eventos académicos o científicos” y crea el “Programa Nacional de Prevención en la Comunidad Educativa”, que busca promover estilos de vida saludables entre los niños y jóvenes, prevenir el consumo de sustancias psicoactivas y educar sobre los usos y efectos de diversas sustancias.

El mismo decreto emitido por el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia el 10 de abril de 2016, que reglamenta la nueva ley, también permite el cultivo personal de hasta 20 plantas de cannabis para su uso adulto, siempre y cuando la cosecha esté destina para el consumo personal, el cual no requiere de licencias. De esta manera, también regula y permite el uso recreacional y/o espiritual del cannabis.

Como introducción de su exposición, la Dra. Pineda, actual directora científica del Centro de Investigaciones del Cannabis de Colombia, enumeró algunos de los puntos que son esenciales para la elaboración, producción y uso de fitofármacos en base a cannabis, como el cultivo orgánico de la planta en tierras libres de pesticidas, la importancia del seguimiento del paciente por parte del equipo médico, lo que permite la obtención de importantes datos estadísticos que retroalimentan la eficacia del tratamiento, además de la importancia de tener “cultivadores comprometidos, que tengan como propósito principal la salud y no hacer dinero a costa de esto”.

Luego de ello, señaló que los datos de su experiencia clínica en el uso medicinal del cannabis que serían la base de su exposición, información obtenida a través del tratamiento de 1.748 pacientes (55% mujeres, 45% hombres), con edades que van desde los meses de edad hasta los 81 años, estando la mayor concentración en el grupo etáreo de la tercera edad.

“Las personas con cáncer que llegan a nosotros, es para ayudarles a morir mejor en sus últimas semanas, casi nadie nos llega en las etapas tempranas… (En mi experiencia) el cannabis no debe ser utilizado como última herramienta, sino que como una de las primeras”. (Dra. Paola Pineda)

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Entre los datos destacados por la Dra. Pineda está que del total de esos pacientes, el 15% no reportó efectividad en su tratamiento. Con respecto a este punto, la Dra. Pineda precisó que “muchos de ellos fueron del primer grupo de pacientes, cuando trabajábamos sólo con un extracto en base a cannabis, por lo que no sabemos si la cannabis no les funcionaba o se debió a que no teníamos el preparado adecuado para ellos”.

Sólo el 2% debió suspender el tratamiento en base a cannabis por orden médica, el 6% presentó algún efecto secundario y un 9% de los 939 que continuaron con el tratamiento reportaron una mejoría completa, “permitiendo la suspensión del tratamiento”.

Entre los efectos secundarios que se presentaron en el 6% de los pacientes están la somnolencia, psicoactividad, temblor, dolor de cabeza, hiper-susceptibilidad al ruido (“efecto secundario reportado principalmente por niños con epilepsia”), alucinaciones, pánico, mareos, hipotensión, epigastralgia (dolor de estómago) y taquicardia.

Con respecto a este último efecto secundario reportado, la Dra. Pineda precisó que “hay que recordar que el uso medicinal del cannabis es absolutamente seguro en los pacientes que no tenemos ninguna complicación cardiovascular. Este efecto obedece a algo muy básico: los cannabinoides producen una vasodilatación, bajan la presión, y lo que hace nuestro corazón es aumentar la frecuencia cardiaca. Esto no debería asustarnos (a médicos y a los pacientes que no presentan alguna complicación cardiovascular), es una respuesta fisiológica normal”.

En relación a los pacientes que fallecieron durante el tratamiento debido a sus severas patologías, la Dra. Pineda señaló que la mayoría de ellos eran oncológicos “Las personas con cáncer que llegan a nosotros, es para ayudarles a morir mejor en sus últimas semanas, casi nadie nos llega en las etapas tempranas”.

A juicio de la Dra. Pineda, ésta sería la principal explicación de por qué, a pesar de la prometedora evidencia preclínica (obtenida en laboratorios) sobre el uso medicinal del cannabis en cáncer relatada en la exposición de la Dra. Cristina Sánchez, ha sido difícil recopilar la información a través de estudios clínicos, es decir, con pacientes humanos. “(En mi experiencia) el cannabis no debe ser utilizado como última herramienta, sino que como una de las primeras”, fue su recomendación.

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“Hay un tema que casi nunca hablamos; el cómo nos ayuda el cannabis a la reducción de daños con consumidores de heroína o pasta base” (Dra. Paola Pineda)

De los casos de pacientes fallecidos, la Dra. Pineda destacó un caso particular, previo al proceso de regulación del uso medicinal y científico del cannabis que vivió Colombia: “Aún nos marca (como equipo médico) el caso de uno de nuestros pacientes con epilepsia que llevaba mucho tiempo sin convulsivar, y por alguna razón se quedó sin aceite de cannabis medicinal un par de meses. Finalmente tuvo una convulsión donde broncoaspiró”.

“Creo que casos como éste deben hacer que los políticos, los ministros, y todos los que nos están fregando la vida, se den cuenta de lo grave que es tenernos sin medicamentos. Es inhumano que hoy tengamos un paciente al que le va bien, subirle la calidad de vida y que por una decisión administrativa se quede sin un medicamento. Creo que ahí nos toca seguir luchando, no escondernos y confrontar a todos los que tenemos al frente”, señaló, provocando un aplauso cerrado de las 450 personas que entre médicos, científicos, pacientes, profesionales de la salud y público en general, llenaban el salón.

Sobre los casos donde se controlan los síntomas luego del uso medicinal del cannabis, y se termina suspendiendo dicho tratamiento por diversas razones, principalmente por su eficacia, la Dra. Pineda destacó casos de epilepsia infantil donde, luego de controladas las convulsiones, las madres decidieron suspender el tratamiento cannábico:

“El que lleva menos tiempo sin crisis luego de quitarle el tratamiento (cannábico) lleva seis semanas y el que más tiempo lleva sin crisis, luego de suspender el tratamiento cannábico, lleva dos años”, señaló. Sobre estos casos en particular, la Dra. Pineda expresó que “es una ventana interesante para pensar que la cannabis, como otras sustancias, también podemos retirarla sin que el paciente deba depender toda la vida de ella”.

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Las otras patologías que están dentro de este grupo, según los datos de experiencia clínica compilados por la Dra. Pineda están dolor (30 casos), epilepsia (24), trastorno de ansiedad (9 casos), insomnio (12 casos), hiporexia —disfunción gastrointestinal que se caracteriza por la inhabilidad para tolerar alimentos vía oral provocando disminución del apetito— (un caso) y Síndrome de Estrés Postraumático (un caso).

“Çuando me dicen que hay que evitar la psicoactividad en los pacientes, yo les respondo que si tengo un familiar al que quiero mucho y está sufriendo, como no voy a querer que le dé hambre, sueño y se muera de la risa y que por un momento le importe un comino su situación, me parece lo máximo como tratamiento”. (Dra. Paola Pineda)

De los 809 pacientes que continúan en tratamiento, las patologías incluyen epilepsia refractaria (313), dolor (156), cáncer (82), Parkinson (18, Alzheimer (18), Trastorno del Espectro Autista (21), enfermedades autoinmunes (23), parálisis (24), insomnio (29), diabetes (5), VIH, ansiedad, depresión, esclerosis múltiple, Enfermedad de Hansen, entre otras, (116) y adicciones (4).

Este es un tema que casi nunca hablamos; el cómo nos ayuda el cannabis a la reducción de daños con consumidores de heroína o pasta base”, señaló Pineda.

La exposición continuó con los efectos del cannabis medicinal que se observan en pacientes oncológicos, muy en la línea de lo señalado por la Dra. Sánchez y el Dr. Guzmán en sus ponencias: psicoactividad (hambre, sueño, risas), control del dolor y disminución de efectos secundarios propios de la quimioterapia, un “efecto terapéutico que se extiende no solo al paciente sino que a toda su familia, que lo comienza a ver mejor”.

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Sobre la psicoactividad como “efecto secundario”, la Dra. Pineda señaló que “es quizás uno de los efectos que más quiero (lograr terapéuticamente)”.

“Cuando algún colega de los que todavía se creen el cuento del CBD como el único (cannabinoide) que sirve, les puedo decir que el CBD es muy bueno pero que se necesita de todos (los cannabinoides) en los tratamientos. Y cuando me dicen que hay que evitar la psicoactividad en los pacientes, yo les respondo que si tengo un familiar al que quiero mucho y está sufriendo, como no voy a querer que le dé hambre, sueño y se muera de la risa y que por un momento le importe un comino su situación, me parece lo máximo como tratamiento”, agregó, provocando por segunda vez en su charla, un espontáneo aplauso cerrado de las y los asistentes.

Con respecto a los pacientes con Alzheimer, lo que la Dra. Pineda y su equipo han observado como efectos recurrentes de sus pacientes con terapia cannábica es mejor apetito, mejor sueño y menos episodios de irritabilidad. “Eso si que es muy importante, porque a muchos de estos pacientes no los pueden volver a sacar a la calle, y volver a salir con ellos por un ratico del encierro, sí que es importante. Tienen mejor interacción con sus familiares y obviamente esto redunda en una mejor calidad de vida para ellos y para toda la familia”.

De los 313 pacientes con epilepsia refractaria que actualmente son tratados por la Dra. Pineda y su equipo, en la ponencia la facultativa destacó que de ellos un 30% se mantienen libre de crisis, un 36% de ellos controla entre el 70% y 99% de sus crisis, el 10% controla entre el 50% y 69% de sus crisis, en un 9% hay un control menor al 50% de las crisis, a un 7% la medicina cannábica “no impacta sus crisis, pero sí les genera otras mejorías” y el restante 8% de pacientes “tiene una respuesta intermitente”.

En los antiepilépticos tenemos un fenómeno que llamamos “la luna de miel”, es decir, que en muchos casos los medicamentos alopáticos dejan de funcionar después de un tiempo. Con el cannabis lo que hay que hacer en estos casos, es empezar a cambiarles y darles extractos diferentes. La otra técnica que hemos hecho nosotros (con éxito), es retirarle el tratamiento cannábico entre 15 a 21 días, volver a administrarlo y el cannabis vuelve a actuar en el paciente. Pensamos que es un tema de receptores (de los cannabinoides), técnicas que nos permite esta maravillosa herramienta que no podemos realizar con otros tipos de medicamentos”.

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“Este es el primer Congreso donde no oigo a un solo ponente decir que el único cannabinoide que hay que administrar es el CBD. Eso denota la calidad de los expositores que nos han acompañado hoy” (Dra. Paola Pineda)

Al medir el impacto de la medicina cannábica en otras variables, y no sólo en las crisis, los datos de la Dra. Pineda señalan que “un 38% de los pacientes reportan un mejor patrón de sueño, un 37% relata mejoras en el apetito (muchos antiepilépticos tradicionales generan pérdida de apetito como efecto secundario), 40% tienen cambios favorables en el estado de ánimo, 25% tienen avances en el lenguaje, 24% muestran avances en la parte motora y 36% relatan una disminución en el consumo de antiepilépticos tradicionales.

Este impacto del uso medicinal del cannabis en la disminución de la polifarmacia, fenómeno que afecta a la mayoría de los pacientes en este tipo de patologías severas, se repite en el consumo de numerosos analgésicos de origen opioide según demuestran numerosos estudios, lo cual en opinión de Pineda, “es para ellos (los pacientes) una gran ventaja- Y para nuestros sistemas de salud también, porque es (una disminución) en el costo efectivo. Son menos gastos, no sólo en el medicamento, sino que en los efectos secundarios que muchos de esos fármacos generan, haciendo que se tengan que aumentar costos por el impacto (que provocan) en otros órganos”.

De los hallazgos observacionales que la Dra. Pineda ha encontrado en su experiencia clínica tratando epilepsia refractaria con cannabis, destacó:

La utilidad del THC y los cannabinoides ácidos —los cannabinoides se encuentran en su forma ácida en la planta cruda—, la necesidad de utilizar extracciones diferentes en un mismo paciente (“Hay pacientes a los que tenemos con extractos con distintos ratios de CBD y THC para diferentes horas del día”), el efecto neuroprotector del cannabis, que de aquellos pacientes con los que no se logra disminuirle el número de crisis sí les baja la severidad de éstas, además de destacar los cambios favorables en el comportamiento de los pacientes, la disminución de la ansiedad, mejorías en el desempeño escolar y una menor cantidad de hospitalizaciones por crisis.

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“Este es el primer Congreso donde no oigo a un solo ponente decir que el único cannabinoide que hay que administrar es el CBD. Eso denota la calidad de los expositores que nos han acompañado hoy”, destacó la médico. Para concluir su ponencia, la Dra. Pineda señaló que con la cannabis disponemos “de una gran herramienta terapéutica, con un perfil de seguridad muy grande”. Que sus moléculas químicas con capacidades terapéuticas importantes “son muchas más que el THC y el CBD”, además de destacar que por ello mismo, se deben implementar modelos de formación.

No es que el cannabis vaya a salvar a todo el mundo y vaya a ser la cura para todo, pero ya sólo el hecho de dar la esperanza de una muerte digna, es absolutamente reconfortante para todos”, señaló.

“Creo que muchos lo vemos como una oportunidad para el desarrollo de todos nuestros países, por eso lo que está pasando hoy en Chile con la negativa del Instituto de Salud Pública para la entrega gratuita de un fitofármaco en base a cannabis, demuestra que hay intereses (afectados) que hacen que todos nosotros nos tengamos que unir para que la cosa cambie. Son bienvenidas todas las empresas de afuera, pero que haya una competencia donde todos podamos participar y donde todos los pacientes tengan las herramientas suficientes para que puedan elegir la medicina que es mejor para ellos. No nos olvidemos que, si bien como decía el Dr. Manuel Sánchez, estamos en ‘el primer mundo del cannabis’, estamos en el tercer mundo en temas de empleo. Y el cannabis medicinal puede traer una alternativa para que Latinoamérica elimine muchos temas de desigualdad y nos ayude a ser potencias en todo esto”, concluyó, ante los aplausos del público presente.

En el video de abajo, pueden ver la ponencia completa de la Dra. Pineda: