Mijael Hugo Pedraza Ortiz tiene siete años y es oriundo de la antigua capital del Imperio Inca, Cuzco. Durante cinco años, Mijael ha sufrido de convulsiones; fue cuando tenía apenas dos años y siete meses cuando comenzó a manifestarse su epilepsia refractaria, y cinco años de tratamiento muchas veces han sido en vano.

“A mi hijo le recetaban Diazepam y diversos fármacos muy fuertes, los que nunca lograron aplacar sus crisis, los que además hicieron que dejara de hablar y compartir, y prácticamente parecía estar vegetal”, comentó la madre de Mijael, Betty Ortiz.

La incesante búsqueda de una mejor calidad de vida para su hijo, llevó a Betty y su marido a barajar otro tipo de alternativas para la epilepsia refractaria de su hijo, y se encontraron con el Cannabis Medicinal.

“Hace dos años supe de Fundación Daya y MamáCultiva, y comencé a seguir el trabajo de Paulina Bobadilla (Presidenta de MamáCultiva)”, sostuvo la madre. “Vi la historia de Paulina y su hija Javiera, quien también sufre de epilepsia refractaria y ha tenido muy buenos resultados con Cannabis Medicinal, y supe que de alguna manera tenía que llegar a ellas para tener una esperanza para mi hijo”, agregó.

Pero el camino no fue fácil. Casi 3 mil kilómetros y un paso fronterizo separan a Cuzco de Santiago, recorrido que Betty hizo por tierra hasta Arica con sus dos hijos y su marido, para luego volar de Arica a la capital chilena.

“A una madre no le puede gustar ver a su hijo postrado sabiendo que en otros lados hay una solución”, indicó la cuzqueña.

La familia arribó a Santiago de madrugada, y comenzó a buscar alojamiento. Lo único que Betty tenía era un papel con el número de Paulina Bobadilla a quien llamó. “Afortunadamente, Paulina me contestó y le conté que había viajado sólo para buscar una mejor calidad de vida para mi hijo”, comentó Betty.

Fue en ese momento cuando la Presidenta de MamáCultiva la invita a Fundación Daya para reunirse. “Desde un principio, tuve muy buena acogida”, confiesa Betty, quien agregó que “vine a un país donde me abrieron la puerta mucho mejor que en mi propia tierra”.

Sobre el viaje de esta familia peruana, Bobadilla comentó que “si bien nos llena de orgullo poder apoyar a personas de diversas partes con nuestra experiencia, también nos muestra una necesidad urgente de democratizar el acceso al Cannabis Medicinal tanto en Chile como en otros países”. Además, la representante hizo un llamado al gobierno peruano, ya que “estos no son casos aislados, porque hemos trabajado con más personas del país vecino, y no puede ser que tengan que viajar miles de kilómetros fuera de su tierra para lograr una solución”.

Betty estuvo tres días en Chile y se fue feliz y llena de esperanza de vuelta a Perú. “Agradezco a Dios por haber cruzado en mi camino a estas organizaciones, agradezco que me hayan abierto las puertas como si fuéramos de la misma familia”, indicó Betty, quien señaló que tiene fe “que este tratamiento con cannabis va a hacerle bien a mi hijo, porque en tres días he visto una notoria mejoría”.

El hecho también fue comentado por la Directora Ejecutiva de Fundación Daya, Ana María Gazmuri, quien indicó que “este hecho reafirma la urgente necesidad de implementar programas de Cannabis Medicinal en todos los países, idealmente del mundo”.

Gazmuri, además, señaló que el Cannabis Medicinal  “es una realidad que cruza fronteras y que debería hacer despertar a los gobiernos de esta tremenda necesidad y demanda ciudadana que debe ser escuchada”.

La Directora Ejecutiva de Daya puntualizó que “como organización estamos disponibles para apoyar los procesos en otros países, sobre todo en países hermanos como es el caso de Perú, y  siempre dispuestos para compartir con ellos toda nuestra experiencia y el trabajo realizado en los casi 4 años de implementación del Cannabis Medicinal en Chile de parte de Fundación Daya y Fundación MamáCultiva”.